Utilizar esencias florales como medio curativo no es algo nuevo como podría suponerse. Los aborígenes australianos, considerados una de las culturas más antiguas del mundo, siempre han usado las flores para curar los estados emocionales y las consecuencias de estos sobre el cuerpo, al igual que los antiguos egipcios.
Este conocimiento ancestral se ha transmitido a través del tiempo. Así nos encontramos con que las esencias florales fueron muy comunes en la edad media. En el siglo XV, Paracelso, escribió un trabajo donde explica como recogía el rocío de plantas florales, lo diluía y utilizaba el líquido así obtenido para tratar diversas afecciones. Fue precisamente Paracelso quién inspiró al Dr. Edward Bach (1886-1936), que, en la década de 1930, re-descubre este método curativo y prepara sus célebres 38 remedios florales, utilizando flores silvestres de la campiña inglesa.
Durante casi cuarenta años, los Remedios Florales de Bach fueron el único sistema terapéutico organizado de manera tal que pudo ser usado por personas que no necesitan poseer conocimientos especiales, tal como el propio Dr. Bach lo sugirió en sus libros.
Aproximadamente cuarenta años después (en los comienzos de los 70), surge en distintas partes del mundo y de manera casi simultánea, la necesidad de comenzar a investigar por parte de algunas personas, -la mayoría de los cuales conocían y habían utilizado los Remedios Florales de Bach-, las posibilidades curativas de las flores existentes en su propia región. Hoy las esencias florales están ganándose el reconocimiento profesional a nivel mundial por su importante contribución a los programas holísticos de salud y bienestar.
¿QUÉ SON LAS ESENCIAS FLORALES?
Las esencias florales son extractos sutiles líquidos, que se toman generalmente por vía oral y que sirven para ahondar en temas profundos relativos al bienestar emocional, el desarrollo del alma y la salud mente-cuerpo. Las esencias florales se preparan generalmente a partir de una infusión solar de flores silvestres o flores prístinas de jardín en un cuenco de agua, que luego se somete a sucesivas diluciones y potenciaciones, utilizando Brandy como conservante. Un preparado de calidad requiere prestar una atención cuidadosa a la pureza del ambiente, la vibración y la potencia de las flores, las condiciones del cielo y la meteorología y un estudio sensible de las propiedades físicas y energéticas de las plantas a través de sus ciclos de crecimiento.
A pesar de que las esencias florales se asemejan a otros remedios para la salud que se presentan envasados en frascos goteros, su efecto no se ejerce por la composición química del líquido, sino debido a las fuerzas vitales que se derivan de la planta y que están contenidas en la matriz del agua que se utiliza como base. En modo similar a los remedios homeopáticos, las esencias florales son de naturaleza vibracional. Son diluciones altas desde el punto de vista físico, pero tienen poder sutil como sustancias potenciadas. Su impacto no deriva de ningún tipo de interacción bioquímica dentro de la fisiología corporal. En realidad, las esencias florales trabajan a través de diversos campos energéticos humanos que a su vez influyen en el bienestar emocional, mental y físico.
LAS ESENCIAS FLORALES NO SON MEDICAMENTOS.
Es muy habitual los gestos de desaprobación cuando uno recomienda la ingesta de esencias florales. Esta reacción puede venir de la creencia que estos preparados son medicamentos. Es difícil entender que estas esencias solo contengan una información vibracional y no componentes químicos.
Debido a su naturaleza vibracional, no hacen impacto directo sobre la bioquímica del cuerpo. Los productos farmacéuticos y las drogas psicoactivas si interactúan con la química corporal.
Los tranquilizantes, antidepresivos o calmantes, actúan sobre la química cerebral alterando el vehículo biológico a través del cual el alma humana se expresa.
Las esencias florales, por contraste, dejan el alma en libertad. Ellas alientan no fuerzan el cambio, ejercen su efecto por resonancia vibracional en lugar de la intervención bioquímica. Su influencia es evocativa, similar al impacto de una conversación con un amigo sabio a quien le importamos.
Las esencias estimulan el diálogo interior. Nos llevan a descubrir los aspectos escondidos del Yo. Despiertan arquetipos psicológicos profundos y nos ayudan a que podamos acceder a su mensaje. Como resultado de “hablarle a nuestra alma”, se producen cambios emocionales y mentales muy profundos, que a la larga pueden generar transformaciones fisiológicas.
Los cambios no vienen impuestos del exterior; tienen lugar desde dentro de nosotros, a través de nuestra propia experiencia y esfuerzo. Las esencias florales son catalizadores que estimulan y energizan el proceso de transformación interior.
No deben usarse para tratar síntomas o enfermedades. Su uso es más adecuado con una visión de desarrollo interno a través de la autoobservación, el diálogo y el asesoramiento.
Las esencias florales nos ayudan a aprender las lecciones de cualquier dolencia, enfrentando los desafíos que se le presentan a nuestra alma por vía del sufrimiento y el dolor emocional y físico, para así transformar nuestras vidas. Tal metamorfosis promotora de salud puede eliminar de forma natural muchos síntomas físicos dolorosos, al tomar conciencia del porqué se originaron. Aun así el objetivo primario que debe perseguirse sigue siendo la evolución del alma.
Los medicamentos calmantes del dolor y aquellos que suprimen el síntoma, pueden crear dependencia a largo plazo cuando se usan para controlar estados crónicos. Las esencias florales estimulan cambios duraderos en la conciencia, que continúan siendo parte de nuestras vidas después de dejar de tomar los preparados.
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